Por: Andrea Medina Donoso
Para este tiempo cualquiera de los dos libros -si no son ambos-, forman parte de su biblioteca personal. Uno de ellos es el fundamento de la religión católica en cuyas páginas se relata su historia. El otro, escrito en el último siglo, pretende desmentir o revelar todos los secretos que el catolicismo escondió en la Edad Media; cuando la Iglesia dominaba.
Para este tiempo cualquiera de los dos libros -si no son ambos-, forman parte de su biblioteca personal. Uno de ellos es el fundamento de la religión católica en cuyas páginas se relata su historia. El otro, escrito en el último siglo, pretende desmentir o revelar todos los secretos que el catolicismo escondió en la Edad Media; cuando la Iglesia dominaba.
La Biblia escrita desde el año 900 a.c. ha sido traducida a cerca de 2303 idiomas y se conforma de algunos libros canónicos que transmiten la palabra de Dios. Este libro fundamenta los orígenes de la religión cristiana, mezclada con la historia del pueblo hebreo (hoy Israel). Para los católicos es su base de fe, puesto que sus páginas transmiten el mensaje de Dios y el que dejó su hijo Jesucristo. Sin embargo, varios de sus pasajes provocan más de una duda. La divinidad de la vida de Jesús es sólo una de ellas.
Dan Brown, novelista estadounidense, es uno de los miles que cuestionan los misterios bíblicos, pero él los une con una historia ficticia. El Código Da Vinci publicada en el 2003 y traducida a 44 idiomas, ha provocado el debate por varios de los secretos que la Iglesia escondió -o destruyó-, en el oscurantismo. Brown habla del Priorato de Sion, el Grial (copa que Jesús usó en la última cena), y la descendencia de Jesucristo. Todo esto según los escritos que dejó Leonardo Da Vinci, el más famoso artista e inventor del Renacimiento.
Para el Vaticano este libro es anticatólico, e intenta difundir mentiras con un único fin comercial. En lo último pueden tener razón, por fin. El Código Da Vinci dice revelar versiones muy difíciles de comprobar después de que la Iglesia tergiversara en la Edad Media algunas evidencias. Quedaron pocas pruebas. Aún así, ambos no dejan de ser sólo libros. Pero si no recurrimos a ellos para conocer nuestra historia ¿Cómo le hacemos?