lunes, 25 de mayo de 2009

La herencia de Jesús


Las cadenas en Internet no son los únicos mensajes que dejó Jesús antes, durante y después de su muerte. Ni tampoco los largos sermones del párroco de la iglesia del barrio, sirvieron para que la sociedad con el libre albedrío, interpretara cada una de las enseñanzas que dejó. Y es que a los humanos se les ocurre cada cosa, y ahora se justifica todo en nombre de Jesús.
Otro ejemplo de ello es algo que presencié hace una semana; una escena que me pareció muy familiar. Esperando el bus frente a la Plaza Grande en el Centro Histórico, un grupo de trabajadores protestaba a las afueras del Municipio. Las pancartas y los gritos del típico "el pueblo unido jamás será vencido" no fue lo único que llamaba la atención. Tres de los manifestantes se pararon sobre un palo de madera con los brazos estirados. Su objetivo -si ese era-, consistía utilizar la crucifixión como señal de protesta.

Sobre lo de la protesta no tengo mucho que decir, no estoy en contra de ella, y de hecho me parece saludable en un lugar como este, sin exageraciones obviamente. Pero sobre las formas que tiene la gente de reclamar, estoy en desacuerdo de mucho. Si hay un fin de por medio, creo yo que lo más importante es expresarlo claro y punto. No es preciso armar un show e imitando cosas que se han repetido tanto, que se han vuelto comunes. Lo que una vez pasó, pasó, y no tiene que repetirse por el solo hecho de causar pena, compasión o mucho menos reflexión.

Si fuéramos más inteligentes, de seguro encontraríamos métodos mejores que nada tengan que ver con Jesús; creíble para muchos o no, su ejemplo no debería imitarse para parecerse más a él. Al menos en ningún evangelio dice: "Haced todos lo mismo que hago yo". Digo. No les entiendo.

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