Cereales:
Desde el cuarto o sexto mes, se aconseja comenzar con cereales porque son una fuente valiosa de energía, ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas. Son efectivos para una buena digestión, ya que contienen hidratos de carbono simples que facilitan la absorción.Las harinas de cereal (trigo, arroz, avena, centeno, maíz) constituyen la base de las clásicas papillas dulces, son ricas en almidón, polisacáridos, minerales y vitaminas.
Al introducir las frutas y los cereales en la alimentación del niño, reducimos la cantidad de leche que le damos, y con esto la cantidad de proteínas animales. Por ello se introduce la carne y el pescado, alimentos portadores de proteínas de elevado valor biológico, necesarias para el lactante debido a su rápido crecimiento. La carne de ternera, hervida y pasada por la batidora, entra a formar parte de la dieta entre los 5 y 6 meses de edad. Así mismo es posible encontrar la carne y pescado en forma de potitos preparados, de pollo, de ternera. El pescado se introducirá desde los 10 meses
Verduras y legumbres:
Ricas en vitaminas, minerales y fibra. Las verduras se aconseja introducirlas a partir del quinto mes y, generalmente, en puré. Debido a su bajo contenido en proteínas, al igual que la fruta, se debe administras junto a la leche y otros alimentos ricos en proteínas. Las legumbres son algo más proteicas y se deben introducir a partir de los diez u once meses.
Huevos:
El huevo entero se introduce al alcanzar el año. La yema es rica en grasa, proteínas y vitaminas y pobre en hidratos de carbono. La clara puede inducir sensibilizaciones si se introduce precozmente, por esto no se aconseja darla antes del primer año. Se puede dar una yema cocida en lugar de la carne o pescado.
Derivados lácteos:
El yogur se recomienda administrarlo a partir de los 8-9 meses y, el queso, trascurrido el año.