Ya ya, tomen para que no se enojen... O mejor: Se me chispoteó con el cierre de la radio, así que tengan, las paces ¿si? Ese pequeño regalito de nada mas y nada menos que 14 radios comunitarias, el Gobierno les dio como sus navidades atrasadas a los indígenas. Pero tal y como los ancestros les han dicho, ellos no creen en cucos, y peor en Papá Noel. Bueno, Papá Correa.
Y es que son sólo 14. Para que más. Pero a nuestro afamado compañerito se le olvida que sus buenos amigos no lo pueden ver ni en pintura. Y sinceramente le veo un poco difícil que acepten su presente de buena gana. Para muestra un botón: Ya anunciaron un próximo levantamiento como símbolo de protesta por el cierre de La Voz de Arutam, una radio de la Amazonía.
Muchos apasionados con la radio -incluyéndome-, seguimos con la mirada al cielo rogando una equitativa repartición de frecuencias en el Ecuador, pero a este paso... Parecía que las súplicas fueron escuchadas, pero o se equivocaron de aspirantes o de intenciones. Claro, la intención está muy clara, pero ¿y los demás?
No estoy en contra de las radios comunitarias, ni digo que la radio sea un medio con el que se puede lucrar. Si así fuera no les estaría contando mi indignación. El periodismo comunitario debe nacer de la esencia de su pueblo, para que el mismo se ayude a encontrar soluciones a sus necesidades. Es el espacio para que se expresen y den a conocer lo que no se ha dicho de ellos, y no para que les den un espacio más de propaganda gobiernista. Porque eso va a pasar.
La radio no debe ser solo de los periodistas o los frustados radiodifusores como yo. Debe ser de la gente, pero de la gente que en verdad la quiere. De ahí mismo nacen los sueños de ser periodista. Pero ni esa le salió al Correita. Hay!
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