Dirán que fue la época, que el reciente concepto de liberación mal entendido o hasta le hecharán la culpa a uno de esos políticos que no le hicieron ningún bien a la sociedad. En fin, música como la que se escuchó en sus notas, voces o melodías, de seguro no volverá a escucharse jamás sobre un escenario.
Millones de fanáticos alrededor del mundo y seguidores de la buena música, intentan olvidar sus trágicos finales. Y aunque se hayan convertido en el ejemplo de lo que el sexo, alcohol y rock pueden hacer, sus canciones se conviertieron en todo un ícono de inspiración universal.
Millones de fanáticos alrededor del mundo y seguidores de la buena música, intentan olvidar sus trágicos finales. Y aunque se hayan convertido en el ejemplo de lo que el sexo, alcohol y rock pueden hacer, sus canciones se conviertieron en todo un ícono de inspiración universal.
Unos tomaron la decisión por si mísmos -presas de la depresión y los estimulantes-, porque no encontraron la felicidad en los sonidos de una guitarra eléctrica. En cambio otros, dieron a entender al mundo que la música era lo único que necesitaban para vivir; aunque para quienes acabaron con sus vidas, ellos no debían existir.
Buenos, malos, locos, psicóticos o drogadíctos, nadie les quita que fueron excelentes músicos. Y puede que haya sido por su muerte, pero su desaparición hizo que sus canciones deban ser escuchadas de principio a fin.
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