martes, 2 de junio de 2009

Conversando con un ladrón


Cuando salgo del trabajo a la hora rutinaria, minutos antes, minutos después, dejo la mente en blanco para asimilar todo lo que veo en el camino. El solo hecho de caminar un par de cuadras por el Centro Histórico, atravesando vendedores, policías, palomas y jubilados, ya es una experiencia. Y claro, cada día se ven cosas distintas y como toda curiosa, una conversación particular me llamó tanto la atención en mi viaje habitual, que hasta retiré uno de mis audífonos para oír con claridad.

Fue en el bus. Al subirme siempre chequeo con una vista fugaz un asiento seguro (entiéndase por este un puesto adelante y junto al pasillo). Cuando ya lo encuentro, reviso en un par de segundos a quien está sentado cerca de donde yo estaré. Esa persona no debe levantar la más mínima sospecha.

Ese jueves subí, lo vi, y me senté en el puesto que estaba delante de él. Lo dejé solo. Como me lo supuse ninguno de los pasajeros siguientes se atrevió a sentarse junto a él, excepto uno. El señor con apariencia de cincuentón se posó junto a él y abrió la ventana. Mientras oía una canción de Viuda Negra a todo volumen, ya habían comenzado la conversación, y me la perdí.

Al captar el intercambio de voces, con sorpresa y un poco de miedo, intenté concentrarme en lo que decían en lugar de cantar en mi mente. Estaba preguntándole su edad, más bien intentando adivinar porque él, apenas y podía pronunciar las palabras. Estaba ebrio.

- "Debes tener 15 o 16 años, si tienes cara de guaguito", le dijo el señor. "Cuando uno tiene esa edad se cree dueño del mundo, que todo lo puede hacer, y que nada le va a pasar; que nadie le va a hacer daño", continuó diciéndole.

- "Tengo 17 brother... es que tu no sabes lo que ha sido mi vida, si tu supieras... es que yo ya no se que hacer con mi vida... yo he sufrido muchas cosas, si sabes?

Su acento era similar al de los cantantes improvisados que se suben a los buses a jurar que se han regenerado, y piden un par de monedas por el nombre de Dios. Su aliento se olía hasta donde yo estaba, e inevitablemente empecé a asustarme.

- "Para todo hay una solución en la vida", le dijo el hombre. "Porque no buscas un trabajo, algo que hacer en lugar de estar tomando". A esas palabras solo me imaginé una cosa: un pastor que quería transformar la vida de todos con quienes se encontraba en su camino, pero luego yo misma descarté esa idea.

- "Yo he trabajado toda mi vida brother... desde que tenía cinco años trabajaba en una bodega cargando costales de papas, ¿si sabes? Eso era duro. Yo no conozco a mi papá, no tengo mamá y siempre trabajé... pero ya a esta edad a nadie lo quiere, todos piensan mal, ¿si sabes? Ya no puedo ni trabajar".

- Y si ya no trabajas, ¿de dónde sacaste esos zapatos?, le preguntó el hombre. "Esos deben estar costando más de treinta dólares... Haber, ¿de dónde sacaste'"

- "Ya si a uno no le quieren dar trabajo debe buscar las cosas pues brother... si no dime tu ¿cóomo uno vive? ¿Cómo compro de eso para olvidarme que debo vivir, haber? Le toca salir a la calle pues brother... Ahí está todo".

Me sentí la más incómoda de las curiosas. Un frío helado pasó por mi nuca como si estuviese sintiendo el aire que salía de las bocas de los interlocutores que estaban tras de mi. Lo presentí, y me imagino que el señor también: Nos podía robar.

- "A mi me tocado comer de la verde y la madura brother, por eso ya no se que hacer, no se ni que hacer con lo que le quito a alguien si sabes? Al otro día todo vuelve a ser igual. Estamos solos mi brother, si sabes?"

Sin saber el porque del todo, me tranquilicé en un instante. Para el resto de pasajeros, no había nada anormal, cada uno veía a sus ventanas sin saber lo que pasaba, al menos lo fingieron muy bien. Y la conversación terminó. Espere casi un minuto antes de ponerme el audífono de nuevo, pero no, se callaron. En cinco minutos me quedé en blanco, estática, seria. La canción de Viuda Negra ya había terminado, y sonaba una muy bajita en inglés.

A pocos minutos de llegar a mi destino, él se bajó. Yo me quedé ahí, asimilando y oyendo Killing me softly, que también estaba por terminar.





No hay comentarios.: