lunes, 19 de mayo de 2008

Nos crearon sin consentimiento

Por: Andrea Medina Donoso
En cuestiones de las teorías de como se creó cada molécula de la tierra, las discusiones sobran. Que explotó algo en el Universo, que a Dios le tomó siete días, que éramos nada flotando en el espacio. Todo resulta imposible crer, más aún en estos días donde la era del botón supera la razón humana. Y si hubiese sido un botón el maestro creador, seguro no nos cansaríamos de alabarlo.

Todo funciona a la perfección: las personas caminan, las aves vuelan, el viento sopla, las nubes viajan. Tan increíble que siempre escapamos a explicaciones superiores a lo posible. Tiene que haber alguien que lo sabe todo, quien con su grandeza hizo todo esto posible. Y si es así, si que es un ser extraordinario. Para explicar el origen de la vida, todo se resume a dos posibilidades: la creación y la evolución.

Los creyentes dicen: "La Creación es por definición “sobrenatural” Dios y lo sobrenatural, no pueden ser observado (y así sigue su argumento), por lo tanto la Creación y/o el Diseño Inteligente no pueden ser considerados una ciencia". La base bíblica está alejada de la comprobación científica. Como arma de defensa la llaman "la "teoría de la creación para la religión del ateísmo". Ésta, basada en un libro, afirma que Dios creó el mundo y todo lo que le rodea en siete días.

Para los evolucionistas: "Se denomina evolución a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En el contexto de las Ciencias de la vida, la evolución es un cambio en el perfil genético de una población de individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies, a la adaptación a distintos ambientes o a la aparición de novedades evolutivas". Investigar es la mejor manera para sacar nuestras propias conclusiones.

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