miércoles, 13 de octubre de 2010

Después del título y una grabadora sin usar


Que regresan de una entrevista o vienen cansados/as de la reportería. O salen corriendo a cubrir lo que les toca, o comentan lo que ya salió ayer o lo que van a poner hoy. Que planifican los temas de la semana, la nota de la portada.
Es como oír una conversación de mayores. Claro, Si es que tuviera 8 años, pero no.

Es cuando pierdo el aliento -como hoy- y siento que soy una niña. Una que se arrima a ver los juguetes desde la vitrina; con los deditos pegados al vidrio empañado por los suspiros arrojados. Ver de cerca pero no poder tocarlos. Exacto. Estar dentro pero pasar por un lado.

Antes no importaba, no había tanta ansia, pero hoy ya no. En medio del circo y yo no hago nada. No porque no pueda, sino porque algo pasa. Ese algo que ahora desespera y me quita la paciencia.

Ahora viene de nuevo la nostalgia del leve ajetreo de ayer. De cuando estaba "recién aprendiendo", con los primeros errores. Cuando se me hacía más fácil preguntar. Cuando me era permitido también. Justificado más bien.

Se aprende sí, poco, pero sí. El tiempo va demasiado lento. Espero no se me pase cuando ya sea el verdadero momento, que nunca imaginé sería aqui mismo. Yo era de otro costal. No el mismo , pero dulce a la final. Pero por algo llegué aquí y algo debo sacar. Aún no quiero irme sin haber hecho lo que no pensé cuando entré, por sexta vez. Aún no. Espero. Pero no quiero que se me vaya la vida esperando. Mientras, solo quiero no contagiarme del cinismo del aire que me anda rodeando. Gente. Siempre conozco más de la pobre gente. El dilema.

sábado, 2 de octubre de 2010

Policías, balas y periodistas: Yo quisiera estar ahí


Interior del Hospital de la Policía, Quito 21:00 30 Sep. 2010
Programa Día a Día (03-10-2010)


En medio de la conmoción. Oyendo el crujir de los disparos rozar las orejas y el cabello. Escuchando los gritos de confusión y desesperación. Viendo los cascos de balas sobre el suelo. Sientiendo los palpitos intensos. Con miedo, angustia y adrenalina a la vez. De testigo y espectador. Cerca, muy cerca.

Ver un intento de Golpe de Estado, la sublevación policial y una balacera a lo Holywood, por televisión, no es el mismo. Mirar a una decena de periodistas, camarógrafos, fotógrafos, víctimas y curiosos moverse de un lado a otro. Narrar casi sin mirar. Esconderse y refugiarse entre los demás. Sentir pánico y hasta ganas de llorar, de dejarlo todo, de sentir que ya no se puede más. Pero aun así, sin dejar de trabajar. ¿Absurdo? No lo creo. Más bien intenso.
Si trato de descifrar esa sentimiento interno ante tanta noticia que explota por segundo, quizá no me entendenderían todos. Y talvez ni yo misma porque no sé lo que es estar ahí. Pero me hubiese encantando, aunque si así fuera, hasta me hubiese desmayado. Pero ya estaba ahí.

Fotografía por: Diario El Comercio

Quizá sea eso que les pasa a los médicos cuando ven un accidente y quieren ayudar, aunque el miedo siempre esté primero. O lo que siente un arquitecto cuando pasa por una construcción. O un veterinario cuando ve un perro atropellado. O el cantante cuando va al karaoke.O el mismo futbolista cuando escucha un partido.

Es ese: yo se hacer eso, ¿y porqué no?
Me pregunto ¿qué es lo que necesito para llegar ahí? ¿Cómo puedo ser como aquellos que luego de pasado el momento cuentan como lograron salir de un infierno? ¿Cómo doy primicias? ¿Cómo participo? ¿Cómo actúo aunque corra peligro?

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para alcanzar a esos extremos? Y si se da el momento, ¿y luego me quejo, me petrifico y me muero? ¿Será que a ellos les gusta pasar por eso, o sólo van porque les obligan y ese tiene que ser su momento? Yo, ¿estaré preparada para todo eso?

Yo ya quiero.



Pasillos del Hospital de la Policía, Quito 21:00 (30 Sep.2010)